
Siempre quise gritar:¡Está vivo, VIVO!
Este fin de semana, tomé entre mis manitas una revista Atenea del año 52
(época en que Enrique Molina era su director) y que tiempo atrás había comprado en $200
-¡Imagínense! es como si te vendieran una perla negra en cinco mil pesos!!!!!-
Todas sus hojas estaban unidas...
no había sido leído JAMÁS, era un libro muerto,una especie de zombie con olor a sabiduría y que yo tenía en mis manos.
Tomé el cartonero y sentía un nerviosismo tremendo...
Sentía como si una especie distinta de existencia estaba en mis manosy que si erraba,
podía estropear un conocimiento-desconocido.
Tal vez, saberes inusitados estaban ahí... anhelantes de que alguien quisiera poseerlos.
Cielos!me sentía tan pequeña, tan nerviosa, tan...
Sé que mis manos son torpes y no quería dañar nada de esos saberes antiguos...
Cuando terminé mi labor
respiré su aroma, lo acaricié lento, suave...
tuvimos un largo rato de romance juntos,
mi libro y yo.
Ahora, me muero por tener el tiempo que se merecepara sentarme sola a leerlo...